La invisibilidad de los territorios periféricos lleva a que el acceso a los Derechos y servicios públicos sean muchas veces imposible, y en medio de esta precariedad se desarrolla la vida, la alegría, las esperanzas y sueños de los niños y niñas, en sus respectivas escuelas rurales, a las que llegan después de largos recorridos por caminos de trocha y de herradura, que atraviesan selvas, lagunas y cananguchales y que en invierno se ponen más difíciles para transitar pero que no logran aminorar sus deseos por ir al encuentro con sus demás compañer@s y su docente, este ultimo que vive al mejor estilo de un ermitaño, pues separado de su familia adopta como su nueva familia a los hijo e hijas de los campesinos y de quienes recibe y espera su visita y compañía todos los días del año lectivo.
Que tierras estas, por sus contrastes, donde se encuentran las escuelas rurales que llenas de riquezas, aquellas promesas para el país, ese país rural tan importante para tod@s no le ha tocado la bonanza de progreso alguno, ni la mano social del Estado y sus gobiernos de turno pero si la guerra, que se ensañó con los más vulnerables, los ya invisibles y que se convirtió durante el tiempo de su reinado como la única oportunidad de un camino diferente para asegurar un bienestar, ya sabemos los costos que aún estamos pagando por ello. Territorios llenos de paisajes, de permanente aire fresco con olor a yerba fresca en las mañanas, pero también en permanente conflicto, para acceder a servicios que dignifiquen la vida y que permitan una oportunidad para labrar no sólo la tierra sino muchos otros sueños en estos nuevos retoños generacionales.
Escuelas y docentes, familias y caminos que ofrecen lo poco que tienen, apenas el espacio para transitarlo, con pocos recursos logran mantenerlos pues su deterioro es constante por el paso del tiempo, su chispa interior y su estructura, escuelas sin recursos pedagógicos, sin equipos de computación, apenas con lo básico, uno o dos salones, sillas y un tablero lo demás no existe o hace tiempo se ha deteriorado y en muchas veces el mismo docente de su sueldo, básico también, los adquiere para su próxima clase, a veces se logran realizar actividades para recoger fondos conjuntamente con la comunidad.
Esto nos llevó a crear una campaña de solidaridad a la que denominamos #AulasRíoPaz, que da cuenta de que la Paz de la que tanto se habla debe llegar (obligadamente) hasta estos espacios donde germinan nuevas esperanzas y que desde su creación, en Bogotá a finales del 2015 con @Juan_Dulce y @Anyelik, -aprovechando la satisfactoria experiencia de #AulasVillaRosa-, pusimos pies en polvorosa para hacerlo realidad, y se han sumado a través de redes sociales y redes solidarias fundaciones, empresas, organizaciones, instituciones y personas para movilizar cambios apoyando a través de material pedagógico -textos, juegos-, y donaciones que se convierten en kits escolares para los niños y niñas, con los que motivamos a estas comunidades, docentes, padres y pequeños estudiantes con los que les decimos no están sól@s… y así gracias a su apoyo hemos llegado:
#AulasRíoPaz (2016)
Instituciones educativas rurales beneficiadas | |
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Gracias a las donaciones pudimos brindarle kits escolares a 317 NNAJ de 16 instituciones educativas, además de material para uso en clases.
Kit escolar por estudiante: Kit por institución: |
#AulasRíoPaz (2017)
Instituciones Educativas Rurales Beneficiadas | |
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Para este año llegamos a sedes educativas más distantes pero hemos encontrado que hay muy pocos estudiantes fueron un total de (está en conteo aún) que recibieron los kits escolares producto de la solidaridad de las personas, empresas y organizaciones que sumaron su voluntad a la campaña #AulasRíoPaz.
Kit escolar por estudiante: Kit por institución: |