Vamos transformando nuestra comunidad con algo de color,  vamos aprendiendo a unirnos mientras hallamos nuevos colores. Los colores de la humanidad.

 

 

La transformación de los escenarios y monumentos que deja la guerra, cuando pasa dejando grietas en lo físico y en nuestras almas ha sido uno de nuestros objetivos. Sanar esos escenarios para generar una sanación personal. Uno de estos escenarios fue la vivienda de una joven pareja y su hijo de 9 meses donde cayó un cilindro bomba en la madrugada del 27 de abril de 2012, llevándoselos para siempre. Nació allí de entre los escombros y el doloroso recuerdo, la «casa de los murales», realizados por los niñ@s y jóvenes de nuestra comunidad. Arte para la resiliencia. Al principio con el apoyo de la Escuela Audiovisual Infantil de Belén y luego cada año fuimos decorando más y más con el acompañamiento de ACNUR.