Cada viaje es una oportunidad de salir, de desprenderse de si mismo, de cosas que no sirven, de costras, carachas, de atrapar en el camino nuevos pensamientos, sentir nuevos aires.
Los viajes remueven, nos hacen vibrar, nos tensionan, pero luego la vista de los paisajes, del camino, del cielo, de nuevos rostros, entre ese movimiento de ir y venir, y el tiempo que sucede, nuestros pensamientos, sentimientos van cambiando, ojalá exploremos cada día ¿somos los mismos al terminar el ciclo? luego de cada viaje, ¿que hemos dejado?, ¿que hemos encontrado nuevo?, ¿que nos ha enseñado nuestras propias traslaciones acompañados de lunas y soles? Ciclos tras ciclos de ir y venir, salir y llegar, de encontrarnos con otros viajeros, ¿sentimos eso?
Nuestra vida es un viaje constante, movimientos perpetuos, recorremos caminos, vías, trochas, recorremos pensamientos, sensaciones, emociones, sentimientos, recorremos nuestra piel al bañarnos, o caminamos mentalmente para recordar algo, viajes, a bordo de esta nave llamada Tierra.
Muchos creen que nada va a cambiar, y no se mueven más que mecánicamente, sin sentir y sin ser, estáticos en absoluto, no se muevan, dicen con cada paso que dan. Ustedes, ustedes muévanse! hagan mover a otr@s, a muchos otr@s, y aprendan de cada viaje…. La maleta (que es su corazón) siempre en disposición de viaje, no hay pasta pa’l mareo, se marea el que se aprisiona dentro, sálganse sin perder el espíritu, la nobleza, el respeto, el amor propio, al ambiente, al camino, a los demás, a la vida que es un viaje, uno solo; viajemos.
Reflexiones del viaje a Maracaibo 2, realizando el taller de Percepción y atención plena. (25 y 26 de mayo).
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