El campamento, tercero que se realiza, en el que formamos ocho equipos, conformados por unos 27 jóvenes cada grupo, de varios municipios del Caquetá, además de una una madrina y un padrino por cada equipo y, nos diferenciábamos por colores, a todos los equipos nos dieron un bolso en donde venia una gorra y un buso, con su respectivo color.
El campamento constó de tres partes, el infierno, el purgatorio y el paraíso; basándose en el texto de la Divina Comedia de Dante. Igual teníamos nosotros que pasar por cada uno de estos estados, con pruebas. Por ejemplo, en el infierno y el purgatorio nos tocaba cocinar, para conseguir menaje y el mercado tuvimos que recorrer casi toda la reserva forestal el Horeb en una prueba de pistas, íbamos de un lado, por los palos y el plástico para construir nuestra carpa, a otro por las ollas y otro por el mercado, así hasta que completáramos todo lo que habían dispuesto para ese primer día. Ya, en el tercer día, que fue el paraíso, nos hicieron la comida y la prueba fue fácil.
Las pruebas consistían principalmente en pruebas físicas, pero debíamos pasarlas en equipo, siempre juntos llegar a la meta. Esa era además la clave que nos ayudáramos entre nosotros porque mientras unos nos íbamos a las pruebas, un grupo pequeño del equipo se quedaba haciendo el almuerzo y la cena. Cuando no estábamos en pruebas, podíamos dedicar tiempo a quedarnos en la carpa hablando, recochando, o nos íbamos para el río el Horeb a bañarnos y jugar. Durante los días que estuvimos habían personas de la Defensa Civil por si alguien se lastimaba o se desmayara, además el padrino y madrina también estaban pendientes de nosotros y nos apoyaban en las pruebas. Otra cosa, es que casi todos los días que estuvimos llovió, muy chistoso porque no pudimos secar la ropa, ni los zapatos, se nos entraba el agua a la carpa donde dormíamos. se hacían unos chuquios y barriales en todo el campamento, pero así nos tocaba hacer la comida y las pruebas, en algunos campamentos hicimos caminitos con piedra para que fuera más fácil desplazarnos y se veía más bonito también.
El último día, hubo una celebración donde podíamos comer un montón de cosas, hubo música y baile con el grupo artístico …los chicos de la esquina del barrio….
Hicimos varios amigos y la pasamos muy bien, aprendimos de ellos muchas cosas, como ser tolerantes, compartir y cada momento y aprendizaje era especial. Al principio un poco de nervios por que no sabíamos con quien nos iba a tocar en los equipos pero luego que dieron los nombres de los integrantes cada equipo y empezamos a relacionarnos, a conocernos para empezar a trabajar en equipo para construir la carpa donde íbamos a dormir y otros hacían la comida, otros traían leña y agua nos dimos cuenta que cada quien ponía sus conocimientos para el beneficio de todo el grupo, y eso es lo mejor del campamento que aprendimos a compartir y que sea donde sea, donde vayamos siempre es una nueva experiencia si todos colaboramos, dialogamos y ponemos de nuestra parte. Si así hiciéramos en todo momento en nuestro país viviríamos más felices y tranquilos.