Realmente hay pocas palabras para describir lo que sucedió el día sábado 16 de noviembre, día de la Siembratón, además que sucedieron muchos detalles bonitos… y aún hoy siguen sucediendo.  

Quiero comenzar con el clima del día… fue un día especial para sembrar, pues muchas muchas nubes salieron a tapar el sol para hacernos la jornada más fresca, es claro ver que ellas se sumaron a la Siembratón. Entonces el viento también fue nuestro aliado, cada tanto ráfagas de frescura nos cubrían y acariciaban mientras los participantes, divididos por roles, hacían su labor.

Unos plateaban, otros hacían el hueco, más atrás venían niños y niñas echando cal y tierrita, otro grupo más atrás venía sembrando. Esta organización se dio casi natural, cada quién consciente de sus capacidades iba acomodándose. 

Por momentos se veía que, de los y las jóvenes, cambiaban roles, de manera natural, curios@s por aprender a manejar un palín, pala, y hacer todo el proceso completo para sembrar su propia plántula, se atrevían, al principio había risas por la inexperticia, porque la pala pasaba muy por encima del pasto, pero eso no les impedía continuar hasta lograrlo…(sin duda una buena señal de parte de estas nuevas generaciones).

La participación fue de alrededor de 55 personas, entre ellos niños, jóvenes, adultos y mayores quienes unas desde las 5:30 a.m ya estaban listas, como es el caso de la familia Caviche madre e hija, junto a Jimena Torres que madrugaron para preparar los alimentos, y los demás, que fuimos a sembrar cuya labor iniciamos a las 08:30 a.m. haciéndole recorrido hasta que terminamos a las 03:30 p.m.  

Hermoso ver como las diferentes generaciones se turnaban las herramientas, a los adultos enseñaban a sembrar a los jóvenes o a todo aquel que no tenía experiencia. 

Al cierre, el profe Iván Rodrigo de las Santísimas Botellas,  nos compartió un mensaje reflexivo extraído de lo visto, experimentado y sucedido en la jornada, en el que nos enseñaba acerca de la esencia de la siembra, de la reciprocidad de las acciones nobles, de la capacidad sobrehumana de sembrar virtudes, y del poder enorme de unir los corazones como raíces para sustentar y hacer los sueños realidad. 

Fueron 800 plántulas sembradas en alrededor de 7 horas de trabajo conjunto, colectivo, con alegría, no se veía una sola cara que no fuera consecuente con esta gran acción, era como si todos hace mucho tiempo estuvieran deseando sembrar y en ese momento, este 16 de noviembre, se hizo realidad. 

Concienciamos al finalizar que la vida no se rinde, y nadie de los presentes en la actividad nos rendiremos después de ver lo que vimos, la consciencia del poder de nuestro propio corazón en nuestras manos, el poder de nuestras almas cuando se unen en una misma voluntad y en un mismo sentir, el más digno sentir: sembrar futuro…

Cada planta, ese día, es mucho más que una planta, contiene ahora nuestro sentimiento, nuestro dolor, nuestros sueños, nuestras aspiraciones, nuestra energía, y cada vez que se encuentren en una situación difícil acuérdense de este momento, en el que cada una de sus intenciones se transforman, porque la naturaleza tiene ese poder divino y se fortalecen, echan raíces, ninguna de estas plantas correrá, crecerán y se mantendrán firmes, sus raíces se unirán entre sí y sujetarán la tierra, se sostendrán, nos sostendrán.

Somos raíces, seamos conscientes del poder que tenemos… Ya saben que debemos hacer, entre todos unirnos a proteger la vida. Reforestemos primordialmente en nosotros el amor.

#ReforestandoIntenciones

#SiembratónGuayas